Un reciente artículo de Jorge Bezares, periodista nacido en el Campo de Gibraltar y director por unos años del periódico EuropaSur, no deja en buen lugar a un montón de colegas periodistas, que trabajan en los medios de comunicación españoles, incluyendo a El País, que califica de “algo más objetivo y moderado que el resto en el tratamiento informativo de todo lo relacionado con el Peñón” Se refiere a varios titulares de esos días, posiblemente porque ponía este periódico el énfasis en los asuntos de importancia: “Soberanía, tabaco, blanqueo, fraude y gasolineras flotantes”.
Este texto sobre “los Bloques”, invita a analizar este reiterado asunto de las “soberanías” en la Bahía de Algeciras. Tema recurrente, sobre todo cuando algunos de los gobiernos, de Madrid, de Londres, o de Gibraltar desean que la opinión pública mire para ese lado y no para otro menos conveniente para ellos. Estas estrategias “comunicativas” desinformativas se han usado desde que las estructuras de poder mangonearon a la humanidad. Y la más reiterada y muy utilizada en estos momentos es la de confundir r y volver a confundir. Que mejor que tachar de mentira e intentar contar “a continuación con pelos y señales los entresijos” de esa calificada de “mentira monumental”. Menos mal que el mismo texto presenta incoherencias que al final permiten dimensionarla, eso sí desenfocando el objeto del litigio oculto a fuerza de mostrar el engaño al respetable. De esta forma capotazo a capotazo se va dirigiendo a la opinión pública a donde se desea.
Cabe preguntarse ¿a cuento de qué viene ahora, casi 8 años después, resucitar el “conflicto” de los Bloques de hormigón? Porque, de entre todos los graves asuntos, y muchos interrogantes, en la actual coyuntura de las relaciones España-Gibraltar, no parece que ese “incidente” tenga valor alguno, ¿o sí? Porque el tema central de actualidad es ese acuerdo que disuelve la verja y que anunciaron, a bombo y platillo, hace unas semanas ¿Se acuerdan Vds. de aquello que “desaparece la verja” y que las fronteras Schengen estarían sólo en el aeropuerto y en el puerto de Gibraltar? ¿Pudiera ser que se estén poniendo palos en la rueda al acuerdo?
Sigamos con el artículo citado y en él aparecen referencias a aspectos bastantes contradictorios. Pretende justificar el lanzamiento al mar de bloques de cemento por parte del Gobierno de Gibraltar en 2013, sin aclarar que esas aguas son españolas. Precisamente el autor reconoce este hecho al argumentar que el motivo era para evitar la pesca en esa zona: “Según la legislación andaluza, en la zona donde se arrojaron los ‘bloques con pinchos’ estaba prohibido la pesca. Es decir, no se podía pescar. Pero se pescaba vulnerando esa legislación. Y lo hacía habitualmente una sola embarcación”. Si la Junta de Andalucía legislaba sobre ellas sería por algo. Y si es así ¿Por qué el gobierno de Gibraltar tiró bloques en aguas españolas? Y las tiró ¿para qué? ¿Para evitar que pescara un solo pesquero artesanal? Porque eso es lo que se dice en el artículo. Porque si eso es así ¿Qué justificación había para que “A principios de agosto de 2013, el Gobierno de Gibraltar” lanzara “en las aguas próximas al aeropuerto una treintena de bloques de hormigón”? Porque, si eran aguas españolas, a quien debía de importarle que pescara, un sólo pesquero o toda una flota, sería a España.
Por eso quizás el Sr. García-Margallo, ministro de asuntos exteriores español, presentaría una queja formal contra el Reino Unido. Posiblemente el motivo del lanzamiento al mar de bloques de hormigón fuese otro muy distinto. Hay quien dice, y digo bien, “dicen” que en el fondo de la bahía pasa un cable de comunicaciones de mucha importancia para Gran Bretaña y que pudiera pasar por esa zona precisamente. Una sola embarcación de pesca arrastrera podría causar algún deterioro en ese cable. Y que, a pesar de que atraviesa aguas españolas, un gobierno extranjero lanza bloques en ellas, sin pedir la venia. El problema de las aguas jurisdiccionales ha sido y sigue siendo el gran debate que pone sobre la mesa el lanzamiento de Bloques y probablemente algo tenga que ver en una negociación para volatilizar la Verja que no parece acabar.
Fdo. Rafael Fenoy Rico