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La nueva iluminación de la Basílica revive los colores de los frescos de Palomino

Los frescos de Antonio Palomino de la Basílica de la Virgen de Valencia parecen hoy más coloridos que nunca

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Los frescos de Antonio Palomino de la Basílica de la Virgen de Valencia parecen hoy más coloridos que nunca. Se trata de la nueva iluminación instalada por el arzobispado, 10 focos leds colocados en las barandillas de los balcones con los que se consigue un efecto muy especial, el 'efecto Palomino'. La luz, de la máxima calidad posible igual a la  empleada en museos. se dirige al centro de la bóveda de abajo a arriba, en perspectiva, tal y como lo proyectó el pintor en 1701, cuando diseñó la decoración de la cúpula.

Esta renovación de luces “es un preámbulo, a modo de preparación, de cara a la celebración del Año Jubilar Mariano. Los nuevos focos “son pequeños, no han afectado a la arquitectura ni a los muros en su instalación, y al estar alejados de los frescos no los dañan.

Los led son de 35 vatios cada uno, en total 350 vatios, aunque con calidad 3.000, la máxima, algo que podrán comprobar las personas que acudan a la Basílica este fin de semana ya que estarán encendidos el sábado y el domingo, de 8 de la mañana a 9 de la noche”. Así lo ha explicado el rector de la Basílica,  Jaime Sancho, a quien se le ocurrió este proyecto de iluminación cuando asumió el cargo de rector del templo, hace cinco años.

Permite apreciar colores cálidos, como los rojos y rosas

Este nuevo sistema de iluminación “supone un cambio radical que permite, además, apreciar colores que antes no se veían, como los cálidos rojos y rosas, y ahora las luces se dirigen hacia el punto central de la cúpula, el vértice en blanco desde donde colgaba la antigua lámpara”.

La finalidad es iluminar la bóveda, de 600 metros cuadrados y planta ovalada de 18´75 metros de anchura, tal y como la diseñó originalmente Antonio Palomino (1655-1726), pintor de cámara de Carlos II, es decir, “con una estructura espiral, ascendiendo de abajo a arriba, hacia la Trinidad, ante la que se presentan la Virgen de los Desamparados y San Juan Bautista, y más arriba, en el cenit, están los ángeles sosteniendo la lámpara, que ahora ya no está”, ha detallado Sancho.

Lo que quería Palomino “era que en un ambiente oscuro como el de este templo, la lámpara fuera el elemento central que enviara la luz a ese centro y desde allí, se expandiera y, al mismo tiempo, que hubiera una perspectiva infinita hacia arriba, hacia la Gloria”. Y ese “efecto Palomino es el que hemos recuperado ahora”, ha destacado el rector, que ha recordado que la lámpara de cristal que decoraba la cúpula fue descolgada durante la restauración de los frescos y trasladada a la iglesia de la sede de la Escolanía “porque obstaculizaba la visión de toda la bóveda”.

En 2003 “al llevarse a cabo la restauración del templo, especialmente de la cúpula, fue instalado un sistema de iluminación en la corona con más de 20 focos alrededor de la cúpula con la tecnología de entonces, vapor de sodio, que posteriormente se sustituyeron por otros halógenos, menos perjudiciales pero, aún así, de 300 vatios cada uno, y después por otros led, que ahora complementan la nueva iluminación, cuyo coste no ha superado los 1.500 euros”, ha expresado.

Asimismo, “hay dos efectos posibles; uno con las luces de la corona reducidas y otro, añadiendo la luz cenital, e incluso se puede crear un ambiente de recogimiento sólo con la luz cenital”. Además, todo el conjunto de la iluminación proporciona varias posibilidades de encendido e iluminación que se emplearán en las celebraciones de la Basílica, tanto las habituales como en ocasiones especiales.

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