Un vecino de Cazalla de la Sierra (Sevilla), Gregorio Martínez, ha asegurado que suministraba cocaína al que fuera chófer del exdirector general de Trabajo de la Junta Francisco Javier Guerrero, Juan Francisco Trujillo, y ha destacado que le pagaba "en billetes de 500" y que le propuso viajar a Sudamérica para comprar droga.
Durante la segunda sesión del juicio por una pieza separada de los ERE, Martínez ha declarado como testigo y ha señalado que era amigo de Guerrero “desde pequeñito” y que tras quedar en paro acudió al entonces director general de Trabajo, quien le consiguió un empleo en Vitalia, una de las empresas que mediaron para la formalización de las pólizas de prejubilación.
Sin embargo, no ha dudado en admitir que no tenía “ni idea” del funcionamiento de la sociedad y que su principal tarea era suministrar cocaína a Trujillo, quien le pagaba con “billetes de 500 euros” y que una vez le propuso viajar a Sudamérica con dinero público para ir a comprar droga, aunque rechazó la oferta, pues asegura que era “cocainómano, no gilipollas”.
El testigo ha detallado que las cantidades de material que le encargaban eran de entre diez y veinte gramos y que siempre le suministraba la droga a Trujillo, aunque se ha negado a confirmar si el ex director general de Trabajo también consumía estupefacientes.
En esta jornada también ha comparecido ante la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla uno de los policías que registraron el domicilio del chófer en Trujillo de Andújar (Jaén), quien ha explicado a través de una videoconferencia que durante la operación en el domicilio del 15 de diciembre de 2011 Trujillo negó la existencia de cualquier documentación que justificase las subvenciones que recibió.
El agente ha recordado que lo primero que llamó su atención fue un portátil que Trujillo apagó al entrar en el domicilio, tras lo cual les preguntó qué era lo que buscaban y afirmó que no existía ninguna documentación que justificase las subvenciones por parte de la Dirección General de Trabajo sobre la viabilidad de las empresas.
El acusado aseguró, según el agente, que era Guerrero quien apuntaba en “uno o varios folios” la cantidad que “estimase conveniente” y con eso “le pagaban a él -Juan Francisco Trujillo-, por lo que no habría expediente ninguno sobre estas transacciones.
El testigo ha declarado que el chófer dijo que iba a “contarlo todo” porque “le habían dejado tirado”, un dato que sorprendió a los agentes.
El juicio ha continuado con la declaración grabada de Estrella Blanco, madre del chófer de Guerrero, quien ha asegurado que desconocía la procedencia del dinero que su hijo le encargaba que ingresase y que tampoco recuerda a qué bancos los dirigía.
A la pregunta de la Fiscalía sobre la procedencia de cantidades de hasta 60.000 euros que tuvo que ingresar, la testigo ha asegurado que no se acordaba de nada: “A mí sólo me llamó (el hijo) y me dijo que llevase el dinero al banco, pero nada más. No recuerdo ni a qué banco lo llevaba”.
Sobre las notificaciones de Hacienda dirigidas a Trujillo en las que consta la firma de la testigo, Blanco ha declarado, de igual manera, que no recuerda haber firmado ninguna documentación.