Una nueva victoria en el Vicente Calderón, firmada por los goles de Adrián López y Koke Resurrección, alargó la imparable racha en casa del Atlético de Madrid, que ha ganado todo como local y que se impuso al Levante (2-0), en una jornada favorable, en la que se situó a ocho puntos del Barcelona, líder.
Ya son diecisiete victorias oficiales en su estadio en este curso y diez encuentros consecutivos sin recibir un gol ante su público. Datos incontestables del conjunto rojiblanco, que igualó su mejor serie de triunfos seguidos en Liga como local, doce, conseguido en los cursos 1939-40 y 40-41, y que no para de vencer en su campo.
Tampoco falló hoy ante el Levante, que aguantó 31 minutos con la portería a cero en el Vicente Calderón, pero que nunca dio el paso adelante necesario para poner en duda la fiabilidad del Atlético, que terminó el choque con dos malas noticias: la lesión muscular del colombiano Radamel Falcao, en el 57, y la quinta amarilla de Gabi.
El inicio del partido cumplió el guión más previsible. Salió el Atlético con fuerza, en 45 segundos ya se plantó en el área rival con peligro y en dos minutos había lanzado dos saques de esquina, pero, esta vez, su intensidad del comienzo del choque no le bastó para acelerar la resolución del duelo ante un oponente defensivo.
El Levante lo tuvo claro desde el primer minuto. Le dio el peso del partido al conjunto rojiblanco, hoy con modificaciones en su once, en busca de más profundidad con la inclusión del uruguayo Cristian Rodríguez y Adrián López por el brasileño Diego Costa y el turco Arda Turan, y con dificultades para penetrar en el área rival.
Lo rechazó todo el equipo valenciano en la primera media hora hasta que la visión de juego del portugués Tiago Mendes desmontó el orden defensivo de los visitantes, con un pase perfecto al desmarque excelente de Javi Manquillo, que la puso al otro lado, donde Adrián culminó con el uruguayo Munúa ya batido. Era el minuto 31 (1-0).
No alteró su idea el Levante, que apenas aparecía sobre la portería de Courtois. Encomendado a algún contragolpe, a la velocidad de un solitario Martins, sus mejores opciones llegaron de las botas de Rubén, siempre preparado para el disparo, pero aún demasiado inofensivas como para discutir el dominio del Atlético.
Tampoco lo consiguió en el comienzo del segundo tiempo, que marchaba bien para el Atlético, sin inquietudes, pero con un contratiempo: la lesión de Radamel Falcao. El colombiano recibió la pelota en un desmarque, pero un tirón frenó su carrera. Ovacionado por la grada, fue sustituido de inmediato por Diego Costa.
El Atlético respondió de la mejor forma al percance. Dos minutos después, Koke conectó una pared con el ariete brasileño y se inventó un disparo maravilloso, una rosca que se coló en la escuadra de la portería de Munúa. El golazo apagó cualquier reacción del Levante, que sólo amagaba sobre el área de Courtois, solvente en cada acción.
El partido, sentenciado ya con media hora por delante, siguió al ritmo del conjunto rojiblanco, que tuvo el tercero en un tiro al larguero de Cristian Rodríguez, que sigue intratable en su campo y que aún no pierde de vista al Barcelona, al que redujo tres puntos, lanzado en su inalterable seguridad en el Vicente Calderón.