Los obispos españoles han pedido "igualdad académica" para la asignatura de Religión, como la que recoge el proyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), aprobado el pasado viernes por el Consejo de Ministros, que establece que tanto la asignatura de Religión como su alternativa --Valores Culturales y Sociales en Primaria y Valores Éticos en Secundaria-- serán evaluables y que la nota contará para la media del curso "a todos los efectos".
"Los profesores deben ser conscientes de que la enseñanza religiosa escolar ha de hacer presente en la escuela el saber científico, orgánico y estructurado de la fe, en igualdad académica con el resto de los demás saberes", señalan los prelados en el documento 'Orientaciones pastorales para la coordinación de la familia, la parroquia y la escuela en la transmisión de la fe', redactado por la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis y aprobado por la XCVII Asamblea Plenaria y por la última Comisión Permanente.
Además, los obispos piden una formación en principios y valores éticos o morales no solo dentro sino también "fuera de la asignatura de Religión" de forma que la cultura religiosa católica se integre "en el conjunto de las ciencias humanas" sin que llegue a confundirse con la catequesis.
Sin embargo, dicen haber constatado que en la sociedad actual la aportación de los centros de enseñanza al desarrollo personal de sus alumnos se ve "muy limitada y condicionada por otras influencias" y se encuentra con "dificultades legislativas y administrativas", con "indiferencia e infravaloración por parte de padres y alumnos" y con "menosprecio" hacia la enseñanza religiosa frente a los conocimientos científicos y sociales.
En este sentido, apuntan que, a pesar de "algunas voces discordantes sobre la presencia de la religión en la escuela", hay motivos que la autorizan como el hecho de que "brinda motivos para vivir" o que es "necesaria para comprender la civilización europea" y para discernir "adecuadamente, asimilando lo positivo y declinando lo negativo".
"Sin un conocimiento adecuado de la religión es misión imposible comprender nuestra civilización. Para conocer la filosofía, la literatura, el arte, las costumbres populares, las fiestas y los valores morales de la civilización que hemos heredado no hace falta creer en la religión católica, pero sí es preciso comprender la religión", subrayan.
Además, critican que el esfuerzo, la memoria, el sacrificio y el sentido de la vida hayan sido "eliminados" de la educación escolar y que la dimensión trascendente de la persona se vea como algo "anacrónico", cuando no es "excluido y combatido en el quehacer escolar", dejando a la enseñanza religiosa en un "segundo o tercer plano". Esto lo atribuyen al "empeño excesivo por unas metodologías donde prima el activismo" y "la deconstrucción de lo existente".
PARA LOS PROFESORES DE COLEGIOS ESTATALES Y CATÓLICOS
Según los prelados, con este documento, pretenden ayudar tanto a los profesores de colegios estatales como de centros católicos "preocupados y entregados a la noble tarea de formación de niños y jóvenes". Asimismo, buscan echar una mano a los padres de familia "en su difícil y hermosa responsabilidad" de educar a sus hijos, y a los sacerdotes y catequistas "en la paciente y apasionante misión de iniciar en la fe".
Por otra parte, el documento aborda la "crisis en la comunicación de la fe" y apuntan como causas: la "fragmentación de la persona" que puede conducir a "un individualismo ciego y caprichoso"; el pluralismo ideológico, cultural y religioso "que exige una actitud de respeto y tolerancia" que puede conducir a "un profundo relativismo"; y la globalización económica y sociocultural, bajo cuyo influjo "se van borrando las señas de identidad". Además, apuntan a los medios de comunicación que "ofrecen, de modo indiscriminado, modelos de referencia muy poco consistentes".
Ante estos desafíos, los obispos ensalzan el aliento que han dado los papas para revitalizar la Iglesia y aplauden que no se hayan rendido a "la resignación, el lamento, el repliegue o el miedo". De hecho, el documento presentado acoge las orientaciones dadas por Benedicto XVI acerca de la llamada "emergencia educativa" y propone "aunar esfuerzos y priorizar recursos" entre familia, parroquia y escuela.
LA FAMILIA NO TIENE LA INFLUENCIA DE OTROS TIEMPOS
Concretamente, sobre la transmisión de la fe en la familia, los prelados admiten que, aunque la familia sigue siendo para sus miembros "un ámbito de referencia altamente reconocido y valorado", esta "no ejerce sobre ellos la influencia determinante de otros tiempos" de manera que "para bien o para mal, cada uno de los miembros de la familia tiene un mayor margen de autonomía e independencia personal en sus opciones y decisiones desde temprana edad".
Así, diferencian entre los hogares cristianos que, "por respetar la libertad de sus hijos, creen que proponer la fe o invitar a ella a sus hijos contradice dicha libertad"; los que consideran la práctica religiosa como un camino fundamental que sus hijos deciden abandonar; y aquellos donde se percibe "el descuido de todo lo religioso". "No podemos entrar aquí en tantos y diversos casos de familias desestructuradas y situaciones complejas que tanto dificultan la propuesta de la fe", remarcan los prelados.
También en el ámbito familiar, hacen hincapié en la transmisión del amor a los hijos y advierten de que un elemento negativo es "la banalización de este y su interpretación reductiva". Así, invitan a los padres a educar "para la castidad que desarrolla la auténtica madurez de la persona" reservando "una atención y cuidado especial, discerniendo los signos de la llamada de Dios a la educación para la virginidad".
EL OBISPO DECIDE QUIÉN PUEDE SER PROFESOR DE RELIGIÓN
Por otra parte, en el ámbito de la catequesis, alertan del problema que existe en la celebración de los sacramentos ya que admiten que "muchos" de los niños o jóvenes que desean el rito sacramental, lo reciben "principalmente por su relieve social". Frente a esta actitud, los obispos recuerdan que los sacramentos "suponen, expresan y acrecientan la fe" y requieren "un serio proceso de formación".
Además, aprovechan para recordar que el obispo es quien tiene "la responsabilidad última" para autorizar la enseñanza de las materias relacionadas con la transmisión de la fe y sus contenidos, que abarca la clase de religión y moral católica, "tanto en la escuela católica como en la escuela estatal y en otras de iniciativa social". Asimismo, según señalan, es de su competencia vigilar las escuelas católicas dirigidas por miembros de institutos religiosos.
El trasfondo del panorama espiritual en España, según remarcan los prelados, tiene su origen en "una cultura pública que se aleja decididamente de la fe cristiana y camina hacia un humanismo inmanentista". Ante esta situación de "ambiente familiar tibio o, al menos, insuficiente", los obispos señalan que "solo una iniciación cristiana de muchos quilates puede asegurar la emergencia de cristianos del siglo XXI".