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Viernes 28/06/2024  

Jaén

Duelo de forenses y peritos en el juicio del ‘crimen de la enfermera’

Los hermanos de la víctima se muestran convencidos de la inocencia del acusado y aseguran que aunque tenían problemas de pareja no se querían separar, ni él era celoso

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  • El acusado durante el juicio -

Siete horas maratonianas, sin descanso para comer, a pesar de las protestas de la defensa, congregaron ayer a más de treinta testigos en la Audiencia Provincial donde se juzgaba por segundo día a Jesús A.P. por la presunta muerte de su mujer, la enfermera Antonia G.O.


Primero fue el turno de compañeros de trabajo y amigos de la pareja, que aseguran que estaban pasando por una crisis pero que no tenían intención de separarse. Lo mismo dijeron los dos hermanos de la mujer que además se mostraron totalmente convencidos de la inocencia de su cuñado, al que no consideran una persona celosa.

Peritos
Los momentos más tensos se vivieron durante las últimas cuatro horas de la vista, entre las 12,30 y las 17,00, cuando de forma conjunta declararon 17 forenses y peritos, nueve de ellos a través de videoconferencia desde Sevilla, y ocho presentes en Jaén.


Los forenses del Instituto de Medicina Legal de Jaén, incluidos los dos que realizaron la autopsia, aseguran que “todos los signos apuntan” a que la muerte se produjo por asfixia mecánica, sin considerar otra causa posible, descartan la presencia de propofol y creen que se produjo tapándole los orificios respiratorios aprovechando que ella estaba adormilada por el Lorazepam un antidepresivo que fue encontrado en el aparato digestivo. Además fijan como posible horquilla para la hora de la muerte entre las 15,30 horas y las 21,00 horas del 8 de octubre de 2012.


Las discrepancias llegaron con la declaración de los peritos contratados por la defensa, dos enviados por la Universidad de Málaga y dos de la Universidad de Santiago de Compostela. En concreto, el profesor gallego Luis Concheiro, que con una experiencia de más de cincuenta años y más de 25.000 autopsias realizadas, desacreditó la autopsia realizada por los forenses de Jaén.

Dijo que lo ocurrido se debe “a una mala praxis” y se mostró “decepcionado, furioso por la técnica utilizada”. Él achaca los signos que llamaron la atención de los forenses a un fenómeno “post mortem” condicionado por la posición del cadáver que fue encontrado en la cama con la cabeza colgando y a una realización poco adecuada de la autopsia. Asimismo considera que la muerte pudo producirse por la adicción crónica de la víctima al propozol, medicamento que se inyectaba, y que pudo ocasionarle efectos aplazados sin descartar una arritmia. De hecho declaró que se había puesto en contacto con la persona que analizó las muestra del cantante Michael Jackson que murió a causa de esta sustancia.


A raíz de ahí tanto los forenses de Jaén como los peritos del Instituto Nacional de Toxicología de Sevilla, que analizaron las muestras enviadas y aseguran que las lesiones fueron ocasionadas estando viva, y no encontraron propozol, defendieron su profesionalidad y el rigor con el que se realizaron las pruebas frente a las críticas.

Tres informes

Con anterioridad a la declaración de los 17 peritos, lo hacía la forense que levantó el cadáver de Antonia el 9 de octubre de 2012. Por videoconferencia explicaba que lo que le llamó la atención es que tenía una jeringuilla clavada en la mano, por lo que le preguntó al marido, y éste le dijo que se inyectaba Propofol en ocasiones para dormir. Además no apreció ningún signo externo de violencia.


Fue la forense que comenzó la autopsia la que avisó al juzgado de guardia al encontrar señales que no le cuadraban con la idea inicial de suicidio. De esa autopsia realizada con otro compañero y de los resultados de las muestras enviadas al Instituto Nacional de Toxicología de Sevilla salió un primer informe que habla de muerte homicida por asfixia mecánica, sin existencia de Propofol en la sangre.


Hay un segundo informe encargado por la defensa y realizado por peritos de la Universidad de Málaga y Santiago de Compostela, que dice que no hay signos de lucha, que se confunden las señales con signos post morten y dice que no se encontró Propofol porque las muestras no se enviaron correctamente ni se realizaron en los tejidos correctos.


Finalmente, un tercer informe solicitado por el juez de instrucción para aclarar las contradicciones, examina todos los resultados y concluye que la muerte se produjo, “sin ninguna duda” por asfixia mecánica mixta de tipo homicida. Excluyendo la muerte a causa del fármaco o por causas cardiacas.

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