Las mejores agrupaciones son aquellas capaces de levantar a un teatro dormido y que cuenta los minutos para abandonar un templo en el que ya ha pasado demasiadas horas. Eso es lo que hace la comparsa de Juan Carlos Aragón desde el inicio de la presentación, que con los primeros compases ya tiene al aficionado enganchado deseando ver al grupo interpretar las letras.
La tanda de pasodobles la inauguran con una crítica letra ante el problema de la inmigración y la cantidad de almas que se ha tragado durante la historia el mar Mediterráneo. Un sentido recuerdo por todos aquellos que ya no están y que perdieron la vida tratando de llegar a las costas españolas. La alegría característica del gaditano sale a relucir en la segunda letra, muy típica del autor y llena de piropos al estilo de vida de la provincia de Cádiz.
Primer cuplé para Juan Carlos Aragón y un implante de pelo que se hace en Turquía y que le queda tan bien que así no se nota el babuchazo que se ha llevado con la chirigota. Una letra actual y que hace reír al público sobrepasadas las siete de la mañana, con todo el mérito que eso conlleva. La segunda letra es política, acordándose del fracaso de Podemos en las elecciones y de Kichi, a quien advierten que pacte con Bienvenido para las municipales.
El popurrí de la comparsa pone el punto y final a una nueva edición de un concurso en el que ha vuelto a sobresalir Juan Carlos, a pesar de dejar la chirigota a las puertas de la final. La comparsa, claro, ha vuelto a agradar al aficionado medio, destacando junto con la de Martínez Ares por encima del resto.