Rusia y Turquía reconocieron hoy la falta de progresos en la provincia siria de Idlib, controlada por grupos rebeldes e islamistas, pero prometieron hacer todo lo posible para erradicar cuanto antes el último foco terrorista.
"Espero que nuestros esfuerzos conjuntos ayuden a normalizar la situación en Idlib y en los alrededores y nos permitan erradicar el último foco terrorista" en el último bastión opositor en el norte de Siria, afirmó el presidente de Rusia, Vladímir Putin, en una rueda de prensa tras entrevistarse en Moscú con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan.
Los dos encabezaron este lunes el VIII Consejo de Cooperación de Alto Nivel ruso-turca y se reunieron con empresarios de ambos países, antes de inaugurar el Año de la Cultura y el Turismo de Turquía y Rusia y asistir a un espectáculo en el teatro Bolshói.
Tras varias horas de conversaciones, en las que abordaron entre otras cuestiones el conflicto en Siria, el mandatario ruso admitió ante la prensa que "la situación en Idlib es muy grave".
Dijo que Rusia -aliado del Gobierno sirio- y Turquía -valedora de la oposición- que establecieron en octubre pasado una frágil zona desmilitarizada no han podido cumplir aún lo que habían acordado, que es acabar con la resistencia de los terroristas.
"Sí, el ritmo no es tan bueno como esperábamos", reconoció, pero aseguró que "el problema puede ser resuelto".
"Para solucionar (el conflicto sirio) tenemos que poner fin al problema en Idlib", explicó, y subrayó que el proceso político solo puede iniciarse una vez esté establecido el Comité Constitucional, que debe, entre otros asuntos, redactar una nueva Constitución.
Para Erdogan, "hasta que no estén eliminados todos los terroristas en Siria existe una amenaza a nuestra seguridad nacional y no habrá paz, de manera que seguiremos luchando".
Consciente de que Turquía es "la única área" a la que pueden huir los residentes de Idlib si se agrava la situación, Erdogan subrayó que trabajan para defender y proporcionar seguridad a los ciudadanos.
"Hay ciertos resultados. Hay una hoja de ruta, pero probablemente tome más tiempo" de lo inicialmente contemplado, manifestó, para agregar: "No estamos satisfechos con la situación", reconoció.
Tanto Putin como Erdogan parten de la necesidad de conservar la soberanía, independencia e integridad territorial de Siria porque no se puede permitir que el país se divida en zonas de influencia.
No obstante, el presidente turco dejó claro que tampoco va a permitir "los ataques de las fuerzas kurdas".
Reiteró la amenaza que supone para Turquía la presencia en el noreste de Siria de la milicia kurdosiria YPG, aliada de EE.UU. y que Ankara considera terrorista por sus vínculos con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda de Turquía.
"No estamos ignorando al PKK y otros grupos kurdos que operan allí. Son tan peligrosos como el Estado Islámico (EI), por lo que es importante luchar contra esa amenaza al igual que (lo hacemos) contra el EI", sostuvo quien ha amenazado en reiteradas ocasiones con lanzar una operación en el noreste de Siria para expulsar a las milicias.
Washington quiere, sin embargo, protegerlas, por lo que ambas partes negocian una solución mutuamente aceptable de cara a la retirada parcial de los soldados estadounidenses del noreste de Siria.
La salida de EE.UU. de Siria fue uno de los temas que trataron Erdogan y Putin, al igual que las presiones de Washington para que Ankara abandone la compra a Rusia de los sistemas de misiles antiaéreos S-400 por unos 2.500 millones de dólares.
La adquisición no solo preocupa a EEUU, sino también a la OTAN, que ha admitido no obstante que cada país puede decidir por sí mismo qué material de defensa quiere comprar.
Erdogan reiteró hoy que se trata de una decisión soberana que "nadie va a socavar" ni parar, mientras que Putin mandó un mensaje velado al Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump.
"Hay otros proyectos prometedores en la agenda relacionados con el suministro de productos militares rusos modernos a Turquía", afirmó.
Por otra parte, los dos mandatarios trataron las relaciones comerciales, la construcción de la primera central nuclear de Turquía en Akkuyo, en la costa mediterránea, y la marcha de las obras del gasoducto TurkStream, que permitirá a Rusia llevar gas a Turquía y al sureste de Europa a través del mar Negro.
Asimismo, Rusia y Turquía crearon un fondo de inversiones conjunto de casi 1.000 millones de dólares, que Putin espera atraiga pronto 5.000 millones de dólares en inversiones.
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Rusia y Turquía prometen erradicar último foco terrorista en Idlib
Controlada por grupos rebeldes e islamistas, pero prometieron hacer todo lo posible para erradicar cuanto antes el último foco terrorista
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