“No veo la diferencia entre una reina y una cortesana. Para mí son lo mismo”, afirma flemático el director inglés. “Las dos son mujeres ricas”, remacha irónico.
Chéri devuelve a Frears a los corsés y a la pompa del cine de época ambientado en Francia, el que le dio uno de sus mejores títulos: Las amistades peligrosas. Y, como en aquélla, vuelve a trabajar sobre un guión de Christopher Hampton y a desgranar una poderosa interpretación de Michelle Pfeiffer.
El cineasta, no obstante, rehúye las comparaciones. “En Las amistades peligrosas cada línea era una mentira. John Malkovich mentía, Glenn Close mentía. En Chéri no mienten. Simplemente no tienen desarrollado un lenguaje que les permita expresar sus sentimientos”, matiza. Chéri retrata efectivamente la obstaculización de los sentimientos por culpa de la retórica y del protocolo.