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El órdago de Viera

El PSOE de Sevilla queda ahora en un embrollo jurídico, sin liderazgo y con Griñán encabezando una lista que hasta puede deslegitimar el Federal

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  • Viera, Guerra y Díaz -
Pero en el PSOE de Sevilla nunca se sabe qué puede pasar mañana. Como en el fútbol cada semana, la política diaria y las citas electorales siempre dan a los hoy derrotados la oportunidad de la revancha”.Con estas palabras, nada proféticas conociendo el paño, cerrábamos la última crónica semanal, dedicada hace 7 días al 38º congreso del PSOE y a los extraños cambios de bando y/o de posición que ocurren en el socialismo sevillano, merced a los cuales quienes en ciertas épocas son adversarios declarados acaban convertidos en aliados coyunturales y luchando codo con codo contra quienes anteriormente eran sus compañeros de fatigas políticas.

La historia ha vuelto a repetirse, pero esta vez no ha hecho falta esperar cuatro u ocho años, como en las anteriores versiones de este ‘remake’, sino tan sólo siete días, el mismo tiempo que Dios tardó en crear el mundo.Viera, líder de los socialistas sevillanos en los dos últimos cuatrienios, salió triunfante del hotel Renacimiento con la elección de Rubalcaba, por quien fue de los pocos líderes provinciales andaluces en apostar aunque ello le supusiera enfrentarse a la corriente mayoritaria regional articulada en torno a Griñán y Susana Díaz, sus aliados de antaño.

No hay que olvidar que buena parte de la Secretaría General del PSOE (A) se la debe Griñán a Viera, por el inestimable apoyo otorgado por el PSOE de Sevilla al presidente de la Junta cuando éste planteó la necesidad de aunar en su persona el poder orgánico en el partido y el institucional en el Gobierno autónomo. Pero en política, como en la vida, todo es relativo, y más aún en un partido tan cainita y tribal como el PSOE sevillano.

Aislamiento político

Lo cierto es que tan sólo siete días después de formar parte del banco vencedor con Rubalcaba y de gozar teóricamente del respaldo de la Ejecutiva nacional en Madrid, Viera ha acabado arrojando la toalla como secretario provincial.

El ya exlíder de lo socialistas sevillanos ha dado el portazo tras denunciar públicamente lo mismo que en las vísperas del congresillo que, a trancas y barrancas, consiguió aprobar una lista única de delegados para el 38º congreso del PSOE: presiones de la Ejecutiva regional, en velada alusión a su antigua discípula Susana Díaz, a la hora de elaborar la candidatura por la circunscripción de Sevilla para las autonómicas y su imposibilidad de consensuar una lista de integración.

Ha sido la constatación de la creciente soledad política en que ha ido cayendo el hasta ahora secretario provincial, que ha pasado de factótum de Griñán a enfrentado a él y relegado a la condición de ‘ex’ a la misma velocidad que ha ido engordando el escándalo de los ERE, cuyos orígenes se remontan a su etapa como consejero de Empleo.

A aquella época de su gestión como responsable público se achaca el inicio del reparto de ayudas a empresas en crisis al margen, presuntamente, de los procedimientos legalmente establecidos, un oscurantismo que de paso habría propiciado que se colaran decenas de intrusos sin relación laboral alguna con las firmas beneficiarias del dinero público.Varias han sido las señales del creciente desmarque del partido y de la Junta respecto de Viera a raíz de este caso.

El ya exsecretario provincial socialista comprobó con enorme malestar cómo el actual consejero de Empleo de la Junta, Manuel Recio, no salió a defender su gestión ni la de Antonio Fernández al estallar el escándalo, con lo que lo dejaba a los pies de los caballos ante la opinión pública y la Oposición.

Marcado por el caso de los ERE, Viera ha acabado viendo cómo su antigua protegida y ahora número dos de Griñán en el PSOE(A), Susana Díaz, no sólo se iba distanciando de él, sino que también, aunando su conocimiento del PSOE de Sevilla como su antigua secretaria de Organización, con el poder orgánico en su condición de mano derecha del presidente en el partido y el institucional en la Junta y la Diputación Provincial sevillana, ejercido vicariamente, se iba haciendo gradualmente con las riendas del partido en Sevilla para, de cara al futuro, colocar a uno de sus peones al frente.

Viera, que como parlamentario nacional tiene la condición de aforado ante cualquier eventual actuación en el caso de los ERE, trató de salvaguardar a otro de sus protegidos y amenazados por el escándalo, el diputado autonómico Ramón Díaz, y presionó para que formara parte de la Diputación Permanente del Parlamento andaluz una vez disuelta la Cámara tras la convocatoria de elecciones para el 25 de marzo, pero se dio de bruces con el veto de la Ejecutiva regional, y así su escudero ha quedado abandonado a su suerte y sin la coraza del aforamiento en caso de que la juez Alaya adopte alguna iniciativa en su contra.

Denuncia de vetos

El congresillo preparatorio del XXXVIII congreso federal fue el siguiente motivo de fricción y constatación de pérdida de influencia por parte de Viera, ya que además de denunciar las presiones a su juicio “ilegales, ilegítimas e inmorales” del aparato del partido en pro de Carme Chacón, también señaló que le habían vetado el nombre de Alfonso Guerra como delegado por Sevilla. Y aunque se alineó con Rubalcaba y éste resultó elegido secretario general, lo cierto es que pese a ese apoyo al nuevo líder él no consiguió ser nombrado miembro de la Ejecutiva Federal, un orillamiento que también ha atribuido a otro veto del aparato del partido en Andalucía.

La postrer batalla de Viera en un periodo de tan sólo siete días ha ocurrido con motivo de la elaboración de la lista de candidatos del PSOE de Sevilla para las autonómicas del 25M, en la que de nuevo se reprodujeron las tensiones entre las dos facciones en que se ha dividido el partido, al igual que ya ocurrió con la lista de delegados para el congreso del PSOE y en la que ambos bandos proclamaron contar con la mayoría.

A pesar de los llamamientos a la integración de las dos facciones y a que públicamente se dice que una vez acabado el congreso y elegido Rubalcaba como secretario general ya no hay partidarios de éste ni de Chacón, sino todos los socialistas unidos en una piña en torno a su nuevo líder, la realidad ha demostrado que estas proclamas no eran más que puro artificio.

Temiendo que la dirección regional, partidaria de Chacón, marginara en Sevilla a la corriente rubalcabista que él representaba, Viera lanzó un órdago al aparato y a Griñán: o lista realmente integradora de los dos bandos o presentación por su parte de una lista propia que, en caso de ser rechazada por la Ejecutiva andaluza, supondría su dimisión al frente del partido en Sevilla.

Un ‘farol’

Para la dirección regional este ultimátum de Viera no era más que un farol, sabedor de que se había quedado ya en minoría dentro de su propia Ejecutiva provincial y que, por tanto, ésta no refrendaría su lista en caso de someterla a votación, con lo que, desautorizado, se vería obligado a dimitir.

El ya exsecretario provincial se enrocó en cuestiones procedimentales sobre quién debería dar el primer paso para emprender una negociación y al final dejó descolgado el teléfono para cortar cualquier comunicación con el aparato del partido.Temía, conforme a los números de Susana Díaz, que ya no tuviera consigo a la mayoría del partido en Sevilla, pero no estaba dispuesto a sufrir la humillación de una derrota pública si sometía a votación una lista en que aquélla no admitía que su eterno enemigo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, ahora alineado con Viera, escalara al puesto séptimo en detrimento de Carmelo Gómez y se garantizara así, según los cálculos de la secretaria de Organización, un escaño en el Parlamento autónomo. Así que Viera decidió morir matando y aparecer como un mártir interna y externamente.

Convocadas ayer reuniones de la Comisión Ejecutiva y del Comité provinciales, Viera ya llegó con la dimisión bajo el brazo a primera hora de la mañana, si bien no la anunció hasta unas horas después con el argumentario habitual de las injerencias por parte de la dirección regional en su autonomía como líder provincial, momento en que los rubalcabistas alineados con él abandonaron la sala.

Al crear un vacío de poder con esta dimisión sin haber presentado previamente lista alguna, ni a la Ejecutiva ni al Comité Provincial y dejarlos automáticamente disueltos como consecuencia de su propia renuncia, Viera trata, por elevación, de trasladarle la decisión a la Ejecutiva Federal en Madrid y a Rubalcaba, que tendrán que nombrar una gestora para regir el PSOE de Sevilla hasta la celebración de un congreso extraordinario después de las elecciones autonómicas. Como el Cid, Viera quiere ganar la batalla después de muerto políticamente…. por el momento.

‘Harakiri’ electoral

Sin embargo, la corriente afín a Chacón, Susana Díaz y Griñán no aceptó esta interpretación de los estatutos del partido y al no considerar disueltos los órganos en Sevilla, sus 79 miembros, que no abandonaron la sala, votaron una lista liderada por Griñán y Díaz y con cinco ‘chaconistas’ por tres ‘rubalcabistas’ en los ocho primeros puestos, mientras que Celis quedaba relegado al problemático noveno, con escasas posibilidades de resultar elegido en las urnas.

El PSOE de Sevilla queda ahora en un embrollo jurídico, sin liderazgo y con el secretario regional y presidente de la Junta, José Antonio Griñán, encabezando una lista electoral que hasta puede acabar deslegitimada por la Ejecutiva Federal en Madrid y que de entrada no es respaldada por casi la mitad del partido en la provincia, la corriente ‘rubalcabista’ que ayer abandonó la Ejecutiva y el Comité Provincial en solidaridad con Viera.Un espectáculo de luchas intestinas que equivale a hacerse el ‘harakiri’ a tan sólo 41 días de las elecciones del 25 de marzo

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